Todo vuelo comienza en el suelo, pero no todos los despegues son iguales. Cuando hablamos de paratrike, el despegue es uno de los aspectos que más valoran tanto pilotos experimentados como principiantes. Y no es para menos: es el instante donde todo se define, el momento de máxima concentración, y también donde la diferencia entre volar con seguridad o enfrentar dificultades se hace más evidente.
Como piloto y guía en vuelos con paratrike, he vivido cientos de despegues, y puedo asegurarte que, bien hecho, es un proceso suave, estable y muy seguro. A diferencia de otras modalidades como el parapente o el paramotor a pie, donde se requiere correr y coordinar múltiples acciones físicas, el paratrike permite una ejecución técnica más precisa gracias a su estructura con ruedas. El despegue no depende de tus piernas, sino del motor, la dirección del viento y la correcta inflada de la vela.
Un error común es pensar que por tener ruedas, el paratrike es como despegar un karting con alas. En realidad, hay un trabajo de sincronización entre el acelerador, la alineación del trike y el viento. Pero con práctica y técnica, el proceso se convierte en algo fluido, casi automático. He visto a personas de más de 70 años disfrutar su primer vuelo sin ningún problema, y ese primer despegue suele ser el momento en que rompen el miedo y descubren lo increíblemente accesible que es este deporte.
Además, el hecho de que el despegue ocurra sentado, sin necesidad de impulsarte corriendo, elimina una barrera enorme para quienes tienen alguna limitación física, sobrepeso o simplemente buscan una experiencia relajada desde el inicio. No necesitas ser atleta ni aventurero extremo. Solo necesitas tener curiosidad y ganas de volar.
Todo vuelo comienza en el suelo, pero no todos los despegues son iguales. Cuando hablamos de paratrike, el despegue es uno de los aspectos que más valoran tanto pilotos experimentados como principiantes. Y no es para menos: es el instante donde todo se define, el momento de máxima concentración, y también donde la diferencia entre volar con seguridad o enfrentar dificultades se hace más evidente.
Como piloto y guía en vuelos con paratrike, he vivido cientos de despegues, y puedo asegurarte que, bien hecho, es un proceso suave, estable y muy seguro. A diferencia de otras modalidades como el parapente o el paramotor a pie, donde se requiere correr y coordinar múltiples acciones físicas, el paratrike permite una ejecución técnica más precisa gracias a su estructura con ruedas. El despegue no depende de tus piernas, sino del motor, la dirección del viento y la correcta inflada de la vela.
Un error común es pensar que por tener ruedas, el paratrike es como despegar un karting con alas. En realidad, hay un trabajo de sincronización entre el acelerador, la alineación del trike y el viento. Pero con práctica y técnica, el proceso se convierte en algo fluido, casi automático. He visto a personas de más de 70 años disfrutar su primer vuelo sin ningún problema, y ese primer despegue suele ser el momento en que rompen el miedo y descubren lo increíblemente accesible que es este deporte.
Además, el hecho de que el despegue ocurra sentado, sin necesidad de impulsarte corriendo, elimina una barrera enorme para quienes tienen alguna limitación física, sobrepeso o simplemente buscan una experiencia relajada desde el inicio. No necesitas ser atleta ni aventurero extremo. Solo necesitas tener curiosidad y ganas de volar.
Aunque ambos comparten el uso de un parapente como ala, las diferencias entre paratrike y paramotor son claras, tanto en técnica como en accesibilidad.
Despegue
Paramotor (a pie): necesitas correr, levantar el ala, mantener el equilibrio y aplicar potencia en el momento justo. Exige coordinación, condición física y práctica.
Paratrike: te sientas, aplicas potencia, controlas el timón del trike y dejas que el ala se infle. No necesitas correr ni tener experiencia previa.
Aterrizaje
Paramotor: implica planificar la aproximación y tener piernas listas para amortiguar el contacto con el suelo.
Paratrike: el aterrizaje se hace rodando, de forma suave y controlada, lo que reduce el impacto y los riesgos.
Público objetivo
Paramotor: más apto para personas jóvenes o con buena forma física.
Paratrike: apto para personas de todas las edades, incluso personas mayores, con sobrepeso o movilidad reducida.
En mi experiencia, muchas personas que se acercan a mi empresa buscando vivir su primer vuelo, terminan eligiendo el paratrike porque les ofrece más confianza y comodidad. Me ha pasado ver personas que llegan nerviosas, y en cuanto sienten cómo el trike comienza a rodar suavemente y el ala sube por encima, cambia su expresión por una sonrisa de asombro total.
La pregunta más común que recibo como piloto y guía es: «¿es seguro?» Y mi respuesta es siempre la misma: sí, absolutamente sí, siempre que se respeten las normas, el equipo esté en buen estado, y el piloto tenga la preparación adecuada.
Despegar en paratrike es, sin duda, una de las formas más seguras de iniciar el vuelo en parapente motorizado. ¿Por qué?
Porque el equipo está diseñado para la estabilidad.
Porque el piloto va sentado y bien asegurado desde antes del despegue.
Porque puedes despegar con muy poco viento y en terrenos más variados.
Personalmente, he hecho vuelos con personas que jamás pensaron que podrían volar. Desde niños (siempre con permiso y condiciones seguras), hasta personas de 80 años. El paratrike les dio la confianza que necesitaban, y el despegue fue siempre el momento que cambió su percepción del vuelo: lo veían como algo riesgoso y se dieron cuenta de que era todo lo contrario.
Por supuesto, hay que tener en cuenta el clima, la orientación del viento, y hacer revisiones previas del equipo. Pero en condiciones normales, es una maniobra totalmente controlada y muy segura.
Uno de los mayores logros del paratrike es democratizar el vuelo. Ya no es solo para jóvenes deportistas ni para quienes pueden correr con una mochila en la espalda. Ahora, con esta modalidad, cualquier persona puede vivir la experiencia de volar.
En mi empresa hemos volado con familias enteras, personas con movilidad limitada, adultos mayores y hasta personas con miedo a las alturas. El despegue en paratrike es tan suave, tan controlado y progresivo, que en pocos segundos ya estás flotando en el aire sin darte cuenta.
Para los principiantes es la mejor forma de iniciarse porque:
No requiere entrenamiento físico previo.
El instructor controla todo: dirección, velocidad, ángulo de ascenso.
Es 100% sentado, desde el arranque hasta el aterrizaje.
Y para los curiosos que preguntan si hay límite de edad, la respuesta es: no, mientras no haya una condición médica que lo impida, se puede volar sin problema. Yo mismo he volado con una mujer de 77 años, y cuando aterrizamos, lo primero que me dijo fue: “¡¿Cuándo volvemos a despegar?!”
Una de las ventajas operativas del paratrike es que no se necesita una pista de aeropuerto ni instalaciones sofisticadas. El despegue se puede realizar en campos amplios, playas, pistas de tierra o zonas rurales. Lo esencial es contar con:
Entre 40 a 70 metros de superficie despejada y nivelada.
Sin obstáculos como árboles, postes o cables en dirección del viento.
Viento suave o moderado (ideal entre 5 y 15 km/h).
Buenas condiciones de visibilidad.
No debe haber ráfagas fuertes ni turbulencias.
Paratrike en buen estado, revisado y ajustado.
Casco con intercomunicador.
Arnés seguro y cómodo.
Parapente adaptado al peso del conjunto (piloto, pasajero y trike).
En vuelos comerciales, el piloto se encarga de todas estas variables. El pasajero solo necesita sentarse, respirar y disfrutar. En el despegue, el motor gana velocidad, el ala se eleva, y cuando alcanza su forma óptima, simplemente despegas rodando, como si el suelo desapareciera.
Si estás pensando en probar tu primer vuelo en paratrike, aquí te dejo algunos consejos como piloto y guía de vuelo:
Confía en tu instructor: él tiene el control total. Si algo no está en condiciones, no se despega.
No intentes hacer nada tú: solo relájate. El piloto hará que el ala se infle y la máquina gane velocidad.
Respira profundo antes del despegue: la ansiedad inicial es normal. En cuanto te despegues, todo cambia.
Vístete cómodo y lleva gafas de sol: aunque el traje y el casco son provistos, sentirte ligero ayuda a disfrutar.
Haz preguntas antes de volar: saber qué va a pasar te dará tranquilidad.
Y por último: disfrútalo con todos los sentidos. No hay nada como el primer despegue. El silencio, la altura, el viento en la cara… y sobre todo, la sensación de libertad.
Sí. El paratrike es apto para personas sin ninguna experiencia. Es tranquilo, progresivo y seguro.
No. Vas sentado desde el principio. Todo el esfuerzo lo hace el motor y el ala.
En condiciones normales, desde que el motor acelera hasta que estás en el aire pasan 10 a 20 segundos.
Un poco de viento es incluso favorable. Ayuda a inflar el ala más rápido y facilita el ascenso.
Sí, por seguridad, la mayoría de los paratrikes tienen un peso máximo por pasajero, que varía según el equipo. En cuanto a la edad, lo importante es que la persona esté en condiciones de salud adecuadas y pueda seguir las instrucciones básicas.
El despegue en paratrike no es solo el inicio del vuelo: es el momento en que muchos descubren que volar está a su alcance, que no hace falta ser deportista extremo, y que la sensación de elevarse del suelo puede ser tan suave como sentarse en una silla que despega.
Como piloto con años de experiencia y una empresa dedicada a ofrecer vuelos guiados, puedo decir con seguridad que el paratrike ha cambiado la forma en que las personas viven su primer vuelo. La facilidad del despegue, la seguridad del sistema y la accesibilidad para todo tipo de público hacen de esta modalidad una puerta abierta al cielo.
Así que si alguna vez has soñado con volar, el paratrike es tu mejor punto de partida. Y el despegue, lejos de ser algo que temer, será el momento que recordarás siempre con una sonrisa.
¿Nos vemos en el aire? ✈️